De «hijos no deseados» a «padres no deseados»

septiembre 8, 2018
De «hijos no deseados» a «padres no deseados»

Por: René Mondragón

FABRICANTES DE EUFEMISMOS

El maestro Vicente Alejandro Guillamón acuñó la frase que precede en su entrega “¿Qué vamos a hacer con tanto viejo?” del tres de septiembre de este año.

Bueno, de inicio, Christine Lagarde y Olga Sánchez Cordero –directora del fondo Monetario Internacional  y próxima Secretaria de Gobernación, respectivamente- han abierto espacios para los eufemismos que dan a la eutanasia, nombres por demás folklóricos, vociferantativos y hablantosos.

Se habla de “muerte asistida”, “ayuda a bien morir”, “suicidio asistido”, “muerte por compasión”, “muerte digna”; por lo que a este escribano también se le ocurre una aportación: “Pare de sufrir” aunque parezca el slogan de alguna agrupación religiosa verdi-amarella.

Los argumentos son variados, desde las voces que llaman a la compasión para que los viejos dejen de sufrir y padecer los achaques propios de la edad, hasta “los hijos de su Adam Smith”, que argumentan los elevadísimos costos de mantener con vida a senectos con enfermedades crónico-degenerativas, que merman gravemente el presupuesto federal, pasando por comentarios como los de “la jovenzuela” Lagarde que alertan al planeta sobre lo costoso que representa para los países seguir manteniendo viejitos y viejitas.

INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DE LA VEJEZ

Así como existe el eufemismo de la “interrupción voluntaria del embarazo”, no se extrañen mis adorables lectoras y amables lectores, de que muy pronto, se lance alguna estupidez denominada “interrupción voluntaria de la vejez” elevada a rango constitucional.

Es decir, así como ya se habla de “hijos no deseados”, se empieza a poner de moda el concepto de “padres no deseados”, porque de inicio, ya representan un estorbo y un gasto brutal para los hijos; porque en adición, significan una erogación MULTIMILLONARIA. Tan solo en el 2015, por ejemplo, el IMSS gastó dedicó más de 250 mil millones de pesos al pago de pensiones y jubilaciones el año pasado, casi tres veces más que los 86 mil millones de pesos que destinó al tratamiento de las seis enfermedades crónico-degenerativas (http://www.elfinanciero.com.mx  –  Edgar Sigler)

El problema es que a los viejos, se les ve como un enorme lastre familiar y social, por eso tiene “cierta lógica” deshacerse de ellos. La paradoja: Cada día aumenta la cantidad de hijos no deseados –evitados, abortados- y la ciencia aumenta la longevidad de los viejos a quienes el eufemismo llama “adultos mayores”. ¿Vamos hacia una sociedad decrépita? ¿Las organizaciones públicas y privadas podrán afrontar con éxito el pago de pensiones, jubilaciones y seguridad social?

El analista Adrián Araiza presenta las cifras:

    1. 450 millones de personas en el mundo, afectadas de neumonía, cuarta causa de mortandad entre los viejos.
    2. A pesar de que la expectativa de vida ha crecido, con diabetes mellitus el 12.8%, con cardiopatía isquémica otro 12.7%, con enfermedades cerebrovasculares el 7%, padecen de neumonía el 5.7% y con enfermedades del hígado el 3.1% de los “mayores”.
    3. Esperanza de vida en México es de 74.95 años; 72.34 para los hombres y 77.68 para las mujeres, según el Consejo Nacional de Población (Conapo). Se espera que incremente a 79.42 años para el año 2050.
    4. Según la  OCDE, el gasto de México en el sector de salud es de 6.2% del PIB. Para ponerlo en perspectiva, Estados Unidos invierte 16.9% de su PIB y el promedio de los países del informe es de 9.3%. El asunto se ve harto complejo.
    5. La ENSANUT revela que el monto gastado en medicamentos para los pacientes del IMSS por cada visita es de 307 pesos, mientras que el de los afiliados al ISSSTE, es de 319.2 pesos.
    6. Según los expertos del Instituto Nacional de Geriatría, “Hoy en día, contamos con más adultos mayores de 60 años, que niños menores de cinco años”, dice Luis Miguel Francisco Gutiérrez Robledo, Director del Instituto Nacional de Geriatría (ING).

 

A este escribano le han llegado dos opciones hasta su mesa de trabajo: O empezamos a diseñar e instrumentar políticas públicas con perspectiva de familia para construir una sociedad profundamente humanista, donde un gobierno con elevado sentido de solidaridad y subsidiaridad abra y explore nuevas alternativas de inclusión, productividad y desarrollo humano de los viejos… O nos enfrentaremos a los viejos que impulsen la legislación apropiada, para acabar –de una vez y para siempre- con los “padres no deseados”.

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